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23
Feb
2017

Y si retiramos los Exámenes Preocupacionales, qué?

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Autor: Juan Carlos Palomino Baldeon
Médico especialista en Medicina Ocupacional y Medio Ambiente
Ergónomo
Docente en UPCH, UCSUR, USMP
Gerente de Operaciones de Clínica del Trabajador

La emisión del Decreto Supremo 016-2016 TR que señala que las empresas no consideradas de alto riesgo ya no están obligadas a realizar exámenes médicos antes del ingreso al trabajo, causó lógicas reacciones en los prevencionistas porque eliminaba una herramienta importante de prevención.

Ante esta situación, como consultores, revisamos las opciones a ofrecer a nuestros clientes y sus trabajadores para no dejar a ambos desprotegidos ante esta nueva normativa.

Primero, analizamos el porqué de la misma. Tenemos claro que los exámenes médicos preocupacionales son muy importantes para dar una primera mirada del estado de salud del trabajador con respecto a su puesto de trabajo básicamente. Lo que muchas veces se ha planteado como muy estricta a su salud en general y que ha abierto la posibilidad de solicitar un abanico de múltiples evaluaciones que quizá pueden estar justificados -aquí no incluyo quizá a los solicitados por temas de interés comercial meramente- pero no necesariamente son eficientes a corto plazo para la empresa, sumándole a ello una calificación de aptitud sumamente rígida para poder pasarlos, lo cual ha hecho que muchas empresas los consideren un obstáculo para la contratación de personal, por temas de presupuesto y tiempos de contratación. Entre otras cosas a mi parecer, ello ha sido uno de los motivos de este cambio en la normativa.

Lo segundo, obligatorio de parte nuestra, era la necesidad de poder brindarles alternativas a las empresas que buscan seguir protegiendo al trabajador y a ellas mismas también. Reconocemos que no realizar exámenes médicos de ingreso tendría ventajas como disminuir los costos y tiempos de reclutamiento y selección relacionadas, pero a su vez iban a tener la desventaja de que no conocerían la condición médica de ingreso del trabajador, lo cual es importante para el inicio de la prevención e incluso para afrontar futuros reclamos por temas de preexistencia. Fue por eso que propusimos varias alternativas.

Algunas de las recomendaciones incluyen realizar una evaluación médica más específica según los peligros del puesto de trabajo en forma de declaración jurada de salud, que el propio médico ocupacional realice una evaluación médica, usar el examen médico de retiro de la empresa anterior, realizar un examen médico ocupacional más corto en un proveedor autorizado, siempre pasar un examen médico ocupacional de retiro y a cada opción les detallamos sus respectivas ventajas y desventajas.

Luego de proponerles este abanico de posibilidades a nuestros clientes, resultó interesante cómo la mayoría optó por continuar realizando exámenes médicos ocupacionales de ingreso, incluso con el mismo contenido que nosotros habíamos propuesto en su momento. Incluso traté de convencerlas que ciertos exámenes auxiliares eran innecesarios desde la mirada de realizar un examen médico orientado sólo a los peligros del puesto de trabajo; sin embargo las empresas optaron por mantener aquellos exámenes auxiliares. La minoría optó por algunas de las opciones que propusimos.

Puedo concluir de esta experiencia que las empresas no consideradas de alto riesgo con las que he podido trabajar, en este quinquenio, han tenido experiencias buenas y malas. Permitiéndoles reconocer el valor de esta herramienta, la cual siempre les fue planteada y orientada al puesto de trabajo; más que cumplir lo obligado buscamos obtener resultados eficientes y efectivos con nuestra gestión.

Con esto no quiero decir que mi experiencia sea válida para el resto de empresas, no son consideradas de alto riesgo. Sin embargo les recomiendo evaluar su decisión en base al análisis compartido antes de decretar beneficioso retirar los exámenes médicos preocupacionales.

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